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número de éstas considere haberse “curado completamente”; por simplicidad se considera que este

Yo mismo lo he usado para curar dos veces una gripe. Me recuperé en cuatro di y también lo tome para una muela que 10ía con una infección con resultado positivo.

Primero, se observa que cierta parte de estos relatos pueden ser explicados por el “efecto placebo”

El tratamiento de agua potable es la principal aplicación del dióxido de cloro como desinfectante.

El cloruro de sodio es esencial para la vida humana, pero consumir grandes cantidades puede tener efectos adversos en la salud. El consumo excesivo de sal se ha relacionado con enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, enfermedad renal y osteoporosis.

El consumo de soluciones de dióxido de cloro o de soluciones de clorito de sodio (MMS) pone en riesgo la salud y puede producir efectos tóxicos graves tanto en su consumo directo como por inhalación de sus vapores. Es más, ninguno de estos productos está autorizado para el tratamiento de ninguna enfermedad.

Para distribuidores y mayoristas de mucho consumo, puede adquirir bote de 1 Kilo gramo de clorito sódico de alta calidad al 80 % y especial para potabilizar agua de consumo humano.

Pues desde hace tiempo se ha promocionado el dióxido de cloro como tratamiento para muchas otras enfermedades, como malaria, autismo, cáncer, enfermedades parasitarias o degenerativas. Si bien los organismos responden que no existe ninguna prueba científica que avale estas supuestas propiedades, y estos productos no se han sometido a ningún tipo de evaluación o autorización por las autoridades competentes que garantice que la relación beneficio/riesgo sea positiva y así asegurar el derecho de los ciudadanos a la protección de su salud.

La cartera suscribe el mensaje ya emitido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que, ante la cantidad de more info eventos recientes en toda la región, dijo que no recomienda ni su ingesta ni su inhalación por los graves efectos adversos que puede provocar; y su toxicidad.

La principal fuente de cloruro es la sal de cocina. Pero casi todos los alimentos contienen una cantidad mínima. El cloro se encuentra en mayor medida en los alimentos de origen animal, aunque las plantas no están completamente libres de cloro.

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Pàmies dice que la difusión del uso de dióxido de cloro como remedio de varias enfermedades es "imparable", aunque reconoce que el hecho de que se haya constituído una iglesia en torno al producto "la lía un poco".